La selección de los futuros operadores del EZAPAC llega a su fin
Una selección basada en el agotamiento y el estrés extremos. Los futuros operadores se enfrentan a las pruebas físicas y mentales controladas más exigentes imaginables.
Pertenecer a una comunidad tan selecta como son las Operaciones Especiales no es un camino de rosas. Para alcanzar esta meta, los futuros operadores se enfrentan a las pruebas físicas y mentales controladas más exigentes imaginables, que les preparen para superar cualquier situación que se les presente por crítica que sea.
Con la vista puesta en la Boina verde, los futuros operadores del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) deben superar un complejo periodo de instrucción de hasta nueve meses de duración. En todo este tiempo, el momento más duro es el que acaban de finalizar: durante dos semanas han tenido que demostrar su valía, capacidad de superación y sacrificio.
Esta fase cierra el ciclo del periodo básico de instrucción y les abrirá las puertas al módulo específico que acabará a finales de julio para así completar la formación que los capacitará para formar parte de los equipos operativos del EZAPAC. Apenas una decena de alumnos ha conseguido llegar hasta este momento y superar este periodo de instrucción de entre los más de cuarenta que iniciaron su andadura.
Y es que todo el plan de instrucción hasta conseguir la ansiada Boina verde es extremadamente exigente, pero de entre todas, esta fase lo es especialmente. Durante trece días, el personal instruido ha sido puesto a prueba en contextos de extraordinario cansancio físico, mediante pruebas de esfuerzo, estrés, a través de situaciones complejas que obligan a mantener la calma y sobreponerse a la situación, frío, haciendo frente a las inclemencias meteorológicas y sueño, mediante largos periodos de trabajo.
La motivación, sacrificio, esfuerzo, trabajo en equipo y voluntad de vencer han sido fundamentales para superar esta y el resto de fases del plan de instrucción del EZAPAC. Solo unos pocos lo han hecho, otra vez.
Llegar a pertenecer a una comunidad tan selecta como son las Operaciones Especiales no es un camino de rosas, pero es un camino que merece la pena.